martes, 8 de febrero de 2011

Martín, vuelve con nosotros. I

Cinco inviernos. Joder. Mi abuelo ha muerto y ya no quedan hombres con la mirada limpia. Mucho menos yo. Maté el amor, otra vez. He gastado y gastado, con la fantasía en la mente de que todo iría a mejor. Bien gastado, eso me lo concedo. Joder. No queda un solo hombre con la mirada limpia en toda la tierra. Bancarrota total. Un mundo árido.

Estiro cuando llegamos al final del inmenso viñedo y alucino con el empeño titánico de cientos de personas en crear algo que yo jamás podré apreciar completamente. Me recuerda a todo menos un par de cosas.

- Aquí es donde lo encontramos, Martín. Daniel es un hombre tranquilo. No espera que el mundo cambie jamás. Este es su mundo , ha sido el mundo de su familia durante siglos y seguramente seguirá siéndolo a menos que sus vecinos se levanten armados con botellas rotas y palos bien gordos, o lo que quiera que arme al próximo ejército revolucionario. Su pelo rizado está acostumbrado a ser tratado con delicadeza. Mi calva rapada resulta especialmente grotesca en su presencia.

- No hay marcas de neumáticos, ni huellas. Es como si hubiese nacido de la tierra. O como si hubiese caído del cielo, susurro mirando al sol.
- Dejando a un lado la poesía, Martín, queremos saber quién nos ha gastado esta broma pesada.
- Quien paga manda, Daniel. Por lo menos mientras yo lo considere oportuno, pienso mientras desandamos el camino a la masía.

La comida es sublime. La compañía...





No hay comentarios: